Los funcionarios creen que ni siquiera todos los sábados de los 18 meses que durará en funciones el CJT serán suficientes para contar, registrar y despachar causas represadas
Ocho sábado de septiembre y octubre serán humanamente insuficientes para contar y evacuar más de 1,25 millones de causas represadas en la Función Judicial, según coinciden en asegurar empleados judiciales. Por ello, insisten en que se debería contratar al personal necesario o designar operadores auxiliares y ocasionales.
En un recorrido realizado por este Diario a algunos juzgados de la Niñez, se verificó que, en el primer sábado de trabajo, no han avanzado prácticamente nada, pese a que laboraron de 08:00 a 17:00 a puerta cerrada.
El problema radica en la falta de personal. Por ejemplo, en el Archivo del Juzgado Primero de la Niñez, ubicado en el primer piso del Palacio de Justicia de Quito, se lograron contar apenas 400 de los más de 160 mil procesos que permanecían allí olvidados.
Justamente en ese sentido, Tania Arias, vocal del Consejo de la Judicatura de Transición (CJT), dijo que el objetivo es depurar las causas represadas, hacer un inventario de las mismas y tener un reporte real del número de procesos prescritos, abandonados y activos. Con base en esto, las judicaturas deberán despachar.
Sin embargo, el asunto es que no se trata solo de contarlos.
Según Patricio Collaguazo, de 29 años, asistente de dicho archivo, el "titánico" trabajo lo hace allí una sola persona, quien debe encargarse de contar las causas, ordenarlas por series, hacer una lista a mano, transcribirla al computador, extraer en una memoria flash y entregarlo en Secretaría del Juzgado, para que ellos, a su vez, realicen un informe final y lo entreguen al CJT.
En estos días, ha intentado avanzar, pero le ha sido imposible, porque ese archivo atiende a diario unos 60 usuarios.
Por ello, él y otros judiciales creen que, en lo referente a los juzgados de la Niñez, ni todos los sábados de los 18 meses que durará en funciones el CJT para transformar la Justicia serán suficientes para contar las causas. De allí que insisten en que se busque una alternativa.
Collaguazo dijo que es triste toparse con ciertas causas. Una de ellas es el juicio de alimentos número 60888, entablado por Eduviges Merchán, el 13 de julio de 1987, en contra del padre de su hijo Flavio Andrade.
En ese entonces, esta madre siguió el juicio para garantizar en algo la manuntención de su hijo Boris, de 9 años. Sin embargo, han pasado 24 años y recién ha sido topado el proceso, pero sólo para registrarlo. Esto, según Collaguazo, implica que el niño de ese entonces nunca se benefició ni de la Ley ni de la pensión de su padre, pues ahora Boris tiene seguramente 33 años.
Ocho sábado de septiembre y octubre serán humanamente insuficientes para contar y evacuar más de 1,25 millones de causas represadas en la Función Judicial, según coinciden en asegurar empleados judiciales. Por ello, insisten en que se debería contratar al personal necesario o designar operadores auxiliares y ocasionales.
En un recorrido realizado por este Diario a algunos juzgados de la Niñez, se verificó que, en el primer sábado de trabajo, no han avanzado prácticamente nada, pese a que laboraron de 08:00 a 17:00 a puerta cerrada.
El problema radica en la falta de personal. Por ejemplo, en el Archivo del Juzgado Primero de la Niñez, ubicado en el primer piso del Palacio de Justicia de Quito, se lograron contar apenas 400 de los más de 160 mil procesos que permanecían allí olvidados.
Justamente en ese sentido, Tania Arias, vocal del Consejo de la Judicatura de Transición (CJT), dijo que el objetivo es depurar las causas represadas, hacer un inventario de las mismas y tener un reporte real del número de procesos prescritos, abandonados y activos. Con base en esto, las judicaturas deberán despachar.
Sin embargo, el asunto es que no se trata solo de contarlos.
Según Patricio Collaguazo, de 29 años, asistente de dicho archivo, el "titánico" trabajo lo hace allí una sola persona, quien debe encargarse de contar las causas, ordenarlas por series, hacer una lista a mano, transcribirla al computador, extraer en una memoria flash y entregarlo en Secretaría del Juzgado, para que ellos, a su vez, realicen un informe final y lo entreguen al CJT.
En estos días, ha intentado avanzar, pero le ha sido imposible, porque ese archivo atiende a diario unos 60 usuarios.
Por ello, él y otros judiciales creen que, en lo referente a los juzgados de la Niñez, ni todos los sábados de los 18 meses que durará en funciones el CJT para transformar la Justicia serán suficientes para contar las causas. De allí que insisten en que se busque una alternativa.
Collaguazo dijo que es triste toparse con ciertas causas. Una de ellas es el juicio de alimentos número 60888, entablado por Eduviges Merchán, el 13 de julio de 1987, en contra del padre de su hijo Flavio Andrade.
En ese entonces, esta madre siguió el juicio para garantizar en algo la manuntención de su hijo Boris, de 9 años. Sin embargo, han pasado 24 años y recién ha sido topado el proceso, pero sólo para registrarlo. Esto, según Collaguazo, implica que el niño de ese entonces nunca se benefició ni de la Ley ni de la pensión de su padre, pues ahora Boris tiene seguramente 33 años.