lunes, 20 de junio de 2011

Plan B para explotar el ITT tiene fecha: 2012

Durante los meses de agosto y septiembre del 2004, el gobierno de Lucio Gutiérrez anunciaba con gran entusiasmo los resultados de los estudios de Beicip -Franlab, entidad adscrita al Instituto Francés del Petróleo, sobre la evaluación de las reservas y el plan de desarrollo del eje Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT).

También conocido como bloque 43, los campos dentro de este bloque se encuentran en el extremo nororiental del amazónico. La información arrojada por Beicip-Franlab daban cuenta de reservas petroleras que llegaban a los 909 millones de barriles de crudo de 14,7 grados Api, es decir, de crudo pesado.

La licitación del área estaba prevista para abril del 2005, pero la crisis política de ese año truncó la aspiración. Tampoco la concretó el gobierno de Alfredo Palacio, que también puso en su agenda el desarrollarlo estos campos.

Por su ubicación, tres empresas petroleras estaban interesadas en este bloque incrustado en el Parque Nacional Yasuní.

La primera era Occidental (Oxy), que operaba el bloque 15, a unos 60 kilómetros del ITT. La empresa tenía la infraestructura para enviar crudo del campo Edén por un oleoducto hasta el ITT, mezclarlo con el petróleo de ahí extraído y hacerlo más liviano para su transportación.

Una segunda compañía era Petrobras, que tenía la concesión del bloque 31 (ver infografía), también en el Yasuní, desde donde se podían tender las facilidades para explotar el ITT. Esta petrolera estaba muy interesada porque el bloque 31 tenía un rendimiento que no se sostenía solo, señaló Alberto Acosta, primer ministro de Energía del actual Gobierno.

Con la llegada de Alianza País al poder, en el 2007, se lanzó la propuesta de dejar el crudo en tierra a cambio de dinero, una idea que nació como parte de la moratoria petrolera en el sur oriente ecuatoriano, según Acosta.

De manera paralela, dice, desde el Ministro de Energía y Petroecuador se propusieron cuatro escenarios para el desarrollo del bloque. El primero, que la estatal construya la infraestructura. El segundo, que se conforme un consorcio de empresas chinas, brasileñas y chilenas para explotar los campos. El tercero, bajo una alianza con la venezolana Pdvsa. Y el cuarto, mediante una licitación con compañías privadas.

Todas estas opciones ya empezaban a configurar los financistas para el plan B del ITT. La empresa china Sinopec presentó al Gobierno un plan para mezclar el petróleo del ITT con nafta y refinarlo en el Bloque 15 para hacer más fácil su transportación.

Según documentos del ex sindicalista petrolero, Fernando Villavicencio, en el 2007 el Gobierno contrató estudios de visualización del ITT con la firma Energy Group y la Espe.

En el 2008, Petroproducción realizó un nuevo estudio de desarrollo de los campos, que incluyó una propuesta de Pdvsa.

Pero la idea ya no era explotar todo el bloque sino solo el área de Tiputini y Tambococha, que se encuentran fuera de la zona intangible del Yasuní. Quedó fuera el campo Ishpingo, que está en la zona intangible, aunque se puede tener acceso a su crudo a través de perforaciones horizontales.