Raúl Mejía, técnico del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), indica que en verano cae “un remanente” de lluvia.
“De diciembre a mayo precipita entre el 90 y 95%, lo que falta cae en verano”, citó.
De ahí que Mejía, coordinador de la oficina regional del Inamhi, remarca que el verano es “mal llamada” época seca.
“Caen lluvias que no podemos llamar fuertes, son débiles, esporádicas, incluso Quinindé, Santo Domingo, La Concordia están en una zona que llamamos Bosque Húmedo Tropical, donde la ocurrencia de lluvias no es anómalo”, dijo Mejía.
En Chone, la precipitación del sábado inundó calles céntricas por cerca de dos horas, hubo un apagón y daños leves en techos del barrio El Paraíso. En cambio en sus parroquias Convento y Ricaurte hubo ráfagas de viento.
En el sitio Moreira, del primer lugar, cayó un árbol sobre la camioneta de Manuel Sánchez y le destruyó la cabina, y también afectó la casa de Dimas Robles. En el sitio El Águila, de Ricaurte, las hojas de zinc de tres viviendas volaron. “Fue horrible ver cómo el viento movía de un lado para el otro los árboles”, dijo Cristóbal Cedeño, agricultor de la zona.
En tanto, las precipitaciones de corta duración se repitieron ayer pasado el mediodía en Babahoyo, capital de Los Ríos, y en las ciudades guayasenses de Balzar, Palestina, El Empalme y otras de la zona norte de la provincia. Guayaquil, donde se registran garúas nocturnas en estos días, presentó bruma.
En Babahoyo, el aguacero duró de 12:30 a 13:15, con un periodo de intensidad de 10 minutos, luego fue moderado a débil, según habitantes.
Los estudiantes de los planteles matutinos que salían de clases cerca de las 13:00, debieron correr para no mojarse tanto.
En las primeras horas de ayer hubo sol, pero a medida que iban pasando las horas el ambiente de claridad se fue tornando gris. Pasado el mediodía cayeron las primeras gotas, que luego se acentuaron con fuerza. “Corre que nos mojamos”, gritó una mujer.
En zonas rurales cercanas a Babahoyo también se sintió la lluvia que apenas mojó la tierra. “Sí nos sirven estas gotas de lluvia para la siembra de la soya y del arroz de verano, además refresca el ambiente”, dijo Pedro Castro, del recinto Las Jaguas.
“De diciembre a mayo precipita entre el 90 y 95%, lo que falta cae en verano”, citó.
De ahí que Mejía, coordinador de la oficina regional del Inamhi, remarca que el verano es “mal llamada” época seca.
“Caen lluvias que no podemos llamar fuertes, son débiles, esporádicas, incluso Quinindé, Santo Domingo, La Concordia están en una zona que llamamos Bosque Húmedo Tropical, donde la ocurrencia de lluvias no es anómalo”, dijo Mejía.
En Chone, la precipitación del sábado inundó calles céntricas por cerca de dos horas, hubo un apagón y daños leves en techos del barrio El Paraíso. En cambio en sus parroquias Convento y Ricaurte hubo ráfagas de viento.
En el sitio Moreira, del primer lugar, cayó un árbol sobre la camioneta de Manuel Sánchez y le destruyó la cabina, y también afectó la casa de Dimas Robles. En el sitio El Águila, de Ricaurte, las hojas de zinc de tres viviendas volaron. “Fue horrible ver cómo el viento movía de un lado para el otro los árboles”, dijo Cristóbal Cedeño, agricultor de la zona.
En tanto, las precipitaciones de corta duración se repitieron ayer pasado el mediodía en Babahoyo, capital de Los Ríos, y en las ciudades guayasenses de Balzar, Palestina, El Empalme y otras de la zona norte de la provincia. Guayaquil, donde se registran garúas nocturnas en estos días, presentó bruma.
En Babahoyo, el aguacero duró de 12:30 a 13:15, con un periodo de intensidad de 10 minutos, luego fue moderado a débil, según habitantes.
Los estudiantes de los planteles matutinos que salían de clases cerca de las 13:00, debieron correr para no mojarse tanto.
En las primeras horas de ayer hubo sol, pero a medida que iban pasando las horas el ambiente de claridad se fue tornando gris. Pasado el mediodía cayeron las primeras gotas, que luego se acentuaron con fuerza. “Corre que nos mojamos”, gritó una mujer.
En zonas rurales cercanas a Babahoyo también se sintió la lluvia que apenas mojó la tierra. “Sí nos sirven estas gotas de lluvia para la siembra de la soya y del arroz de verano, además refresca el ambiente”, dijo Pedro Castro, del recinto Las Jaguas.