En promedio, del total del precio de venta de una botella de licor, el 45% son impuestos. Los empresarios del sector consideran que la carga tributaria actual de por sí es alta y los incrementos que se avecinan, anunciados por el régimen, empeorarían el panorama. De 2000 a 2010, el impuesto a las bebidas alcohólicas ha crecido en 800%, y con la nueva propuesta crecería 130% más, según los cálculos del sector.
Jorge Talbot, presidente de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador (Adile), indicó que les preocupa la propuesta del Servicio de Rentas Internas (SRI), que consiste en gravar seis dólares de impuestos por litro de alcohol absoluto. Sobre todo porque “los impuestos vienen incrementándose de forma paulatina”, sostuvo.
El impuesto actual es diferenciado. Se aplica bajo valores referenciales por categorías de licores: son más altos para los tragos de ‘lujo’: wisky, vodka, brandy; y bajos para los de menor calidad: ron, aguardiente.
En base a esos valores referenciales fijados por el SRI y por el Índice del Precio al Consumidor (IPC) del INEC, se multiplica por los grados de alcohol (hoy en día es 2.60 dólares el litro) y por la tarifa del 40% del Impuesto a los Consumos Especiales (ICE) vigente. Sobre esta fórmula, “en promedio, el 45% del precio de una botella de licor son impuestos”.
Con la propuesta actual se eliminarían los valores referenciales y la tarifa del 40%. Dependiendo de una escala de licores, por cada litro de alcohol absoluto se gravará seis dólares.
Según el sector, este cambio implicará un 130% de incremento. De ahí que Talbot indicó que elevará los precios y por ende golpeará el volumen de ventas de la industria. Ventas que según él, han caído en el orden del 15%, desde 2004.
Según las estimaciones de los empresarios, en 2004 se producían alrededor de 4 millones de cajas de licores de 9 litros. En el último año se redujo a 2,5 millones de cajas.
Alberto Pérez, vicepresidente de la Industria Licorera Iberoamericana (ILSA), señaló que los gobiernos de turno, siempre a la hora de fondear las arcas fiscales, recurrirán a los sectores licoreros y de cigarrillos. Esto debido a que “son concebidos como productos de consumo pernicioso”.
Según Pérez, el aumento de impuestos no sólo encarece los productos, que finalmente inciden en la gente y efectivamente deja de consumir, pero además de eso, advierte, hay que tomar en cuenta que el consumidor busca otras alternativas más baratas, en este caso, licor ilegal producido sin las condiciones de calidad.
En la Asamblea
En la Asamblea este tema divide una vez más a oficlistas y oposición. El asambleísta Mao Moreno (PAIS) sostuvo que el trabajo en la Asamblea Nacional para aprobar la reforma tributaria que planea el régimen será largo, puesto que se deberán buscar consensos para reunir 63 votos.
El legislador explicó que la medida se originó de “un análisis profundo hecho por el gabinete presidencial y que busca una situación de equilibrio para el pueblo”. Anunció que el tema se tratará dentro del bloque en un taller.
La oposición cree lo contrario. Jorge Escala (MPD) subrayó que incrementar tributos es una política neoliberal que afectará el bienestar popular. Vicente Taiano (Prian) lo calificó de un nuevo “latigazo para la clase media”.
Luis Almeida (PSP) argumentó que el error en la parte económica es que incrementa los impuestos para sostener indiscriminadamente un gasto en lugar de incrementar la inversión y producción.
Para Andrés Roche (MG), la medida revela un mal uso de los recursos del Estado y expresó que se trata de “un impuesto al resentimiento social”.
Jorge Talbot, presidente de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador (Adile), indicó que les preocupa la propuesta del Servicio de Rentas Internas (SRI), que consiste en gravar seis dólares de impuestos por litro de alcohol absoluto. Sobre todo porque “los impuestos vienen incrementándose de forma paulatina”, sostuvo.
El impuesto actual es diferenciado. Se aplica bajo valores referenciales por categorías de licores: son más altos para los tragos de ‘lujo’: wisky, vodka, brandy; y bajos para los de menor calidad: ron, aguardiente.
En base a esos valores referenciales fijados por el SRI y por el Índice del Precio al Consumidor (IPC) del INEC, se multiplica por los grados de alcohol (hoy en día es 2.60 dólares el litro) y por la tarifa del 40% del Impuesto a los Consumos Especiales (ICE) vigente. Sobre esta fórmula, “en promedio, el 45% del precio de una botella de licor son impuestos”.
Con la propuesta actual se eliminarían los valores referenciales y la tarifa del 40%. Dependiendo de una escala de licores, por cada litro de alcohol absoluto se gravará seis dólares.
Según el sector, este cambio implicará un 130% de incremento. De ahí que Talbot indicó que elevará los precios y por ende golpeará el volumen de ventas de la industria. Ventas que según él, han caído en el orden del 15%, desde 2004.
Según las estimaciones de los empresarios, en 2004 se producían alrededor de 4 millones de cajas de licores de 9 litros. En el último año se redujo a 2,5 millones de cajas.
Alberto Pérez, vicepresidente de la Industria Licorera Iberoamericana (ILSA), señaló que los gobiernos de turno, siempre a la hora de fondear las arcas fiscales, recurrirán a los sectores licoreros y de cigarrillos. Esto debido a que “son concebidos como productos de consumo pernicioso”.
Según Pérez, el aumento de impuestos no sólo encarece los productos, que finalmente inciden en la gente y efectivamente deja de consumir, pero además de eso, advierte, hay que tomar en cuenta que el consumidor busca otras alternativas más baratas, en este caso, licor ilegal producido sin las condiciones de calidad.
En la Asamblea
En la Asamblea este tema divide una vez más a oficlistas y oposición. El asambleísta Mao Moreno (PAIS) sostuvo que el trabajo en la Asamblea Nacional para aprobar la reforma tributaria que planea el régimen será largo, puesto que se deberán buscar consensos para reunir 63 votos.
El legislador explicó que la medida se originó de “un análisis profundo hecho por el gabinete presidencial y que busca una situación de equilibrio para el pueblo”. Anunció que el tema se tratará dentro del bloque en un taller.
La oposición cree lo contrario. Jorge Escala (MPD) subrayó que incrementar tributos es una política neoliberal que afectará el bienestar popular. Vicente Taiano (Prian) lo calificó de un nuevo “latigazo para la clase media”.
Luis Almeida (PSP) argumentó que el error en la parte económica es que incrementa los impuestos para sostener indiscriminadamente un gasto en lugar de incrementar la inversión y producción.
Para Andrés Roche (MG), la medida revela un mal uso de los recursos del Estado y expresó que se trata de “un impuesto al resentimiento social”.