MADRID, AFP-EFE. El papa Benedicto XVI abogó por una economía que dé prioridad al ser humano, al llegar ayer a Madrid para liderar hasta el domingo la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se espera congregue a más de un millón de personas y que ha levantado críticas por el alto gasto que supone en momentos de crisis.
"La economía no puede funcionar como una economía autorregulada", declaró el Papa al llegar al Aeropuerto de Madrid-Barajas, donde fue recibido por los reyes Juan Carlos I y su esposa Sofía, por las principales autoridades españolas y por una multitud de jóvenes peregrinos participantes en la JMJ.
"El hombre debe estar en el centro de la economía y éste no es el beneficio, sino la solidaridad. Esto se confirma en la crisis actual (...). La economía no puede medirse por el máximo beneficio. Hay que ponerse al servicio de la protección del trabajo para todos", afirmó el Papa.
Benedicto XVI hizo también un llamamiento a la "convivencia respetuosa" entre los cristianos y otras "legítimas opciones" y, tras denunciar el "acoso y la persecución larvada" que sufren en muchos países, exigió "respeto" y pidió a los cristianos que "no se avergüencen" de Cristo.
Reconoció que "no faltan dificultades", que hay guerras, que la justicia y el "altísimo valor" del ser humano "se doblegan fácilmente a intereses egoístas, materiales e ideológicos", que no se respeta el medio ambiente y que muchos jóvenes, además, miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro.
El Papa liderará durante cuatro días varios macroeventos preparados en la capital española, entre ellos un Vía Crucis el viernes y una vigilia de oración el sábado.
Las JMJ, creadas por el anterior Papa, Juan Pablo II, y convocadas por el Vaticano, empezaron. El miércoles, más de cien organizaciones laicas, ateas, cristianas progresistas, de izquierdas y homosexuales se manifestaron bajo el lema "Con mis impuestos, al Papa cero. Por un Estado laico".
Miles de personas marcharon por el centro de Madrid en un clima de tensión provocado por enfrentamientos verbales entre manifestantes y jóvenes católicos. La protesta se saldó con siete detenidos y 11 heridos.
Y ayer, militantes de los derechos de homosexuales convocaron una "besada" al paso del Papa por el centro de la ciudad, como la que protagonizaron durante la visita del pontífice a Barcelona, en noviembre pasado.
España, país de fuerte tradición católica pero que vive una secularización, ha sido elegida por segunda vez por el Vaticano para albergar unas JMJ.
Los obispos españoles se emplearon en los últimos años en atacar medidas del gobierno socialista como el matrimonio entre homosexuales, el divorcio exprés y la ampliación de la ley del aborto.
Y el Papa llegó demasiado lejos cuando en su visita de noviembre denunció el regreso a España del "agresivo" movimiento anticlerical y laicista vivido en los años 30, durante la II República anterior a la Guerra Civil (1936-39).
"La economía no puede funcionar como una economía autorregulada", declaró el Papa al llegar al Aeropuerto de Madrid-Barajas, donde fue recibido por los reyes Juan Carlos I y su esposa Sofía, por las principales autoridades españolas y por una multitud de jóvenes peregrinos participantes en la JMJ.
"El hombre debe estar en el centro de la economía y éste no es el beneficio, sino la solidaridad. Esto se confirma en la crisis actual (...). La economía no puede medirse por el máximo beneficio. Hay que ponerse al servicio de la protección del trabajo para todos", afirmó el Papa.
Benedicto XVI hizo también un llamamiento a la "convivencia respetuosa" entre los cristianos y otras "legítimas opciones" y, tras denunciar el "acoso y la persecución larvada" que sufren en muchos países, exigió "respeto" y pidió a los cristianos que "no se avergüencen" de Cristo.
Reconoció que "no faltan dificultades", que hay guerras, que la justicia y el "altísimo valor" del ser humano "se doblegan fácilmente a intereses egoístas, materiales e ideológicos", que no se respeta el medio ambiente y que muchos jóvenes, además, miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro.
El Papa liderará durante cuatro días varios macroeventos preparados en la capital española, entre ellos un Vía Crucis el viernes y una vigilia de oración el sábado.
Las JMJ, creadas por el anterior Papa, Juan Pablo II, y convocadas por el Vaticano, empezaron. El miércoles, más de cien organizaciones laicas, ateas, cristianas progresistas, de izquierdas y homosexuales se manifestaron bajo el lema "Con mis impuestos, al Papa cero. Por un Estado laico".
Miles de personas marcharon por el centro de Madrid en un clima de tensión provocado por enfrentamientos verbales entre manifestantes y jóvenes católicos. La protesta se saldó con siete detenidos y 11 heridos.
Y ayer, militantes de los derechos de homosexuales convocaron una "besada" al paso del Papa por el centro de la ciudad, como la que protagonizaron durante la visita del pontífice a Barcelona, en noviembre pasado.
España, país de fuerte tradición católica pero que vive una secularización, ha sido elegida por segunda vez por el Vaticano para albergar unas JMJ.
Los obispos españoles se emplearon en los últimos años en atacar medidas del gobierno socialista como el matrimonio entre homosexuales, el divorcio exprés y la ampliación de la ley del aborto.
Y el Papa llegó demasiado lejos cuando en su visita de noviembre denunció el regreso a España del "agresivo" movimiento anticlerical y laicista vivido en los años 30, durante la II República anterior a la Guerra Civil (1936-39).