El Gobierno brasileño anunció hoy un aumento de su meta de superávit primario para este año, del 3% al 3.5% del PIB, con el fin de evitar que la crisis financiera de los países desarrollados tenga impacto en la economía del país. La decisión ha provocado el inmediato malestar en las centrales sindicales, cuyos líderes se han reunido este lunes con la Presidenta Dilma Rousseff y con el ministro de Economía, Guido Mantega. Rousseff se ha comprometido a recortar el gasto público, aunque sin que ello afecte a los programas sociales. El superávit primario, que el Gobierno utiliza como referencia para su política fiscal, es la diferencia entre los ingresos y los gastos de todo el Estado, incluyendo estatales y gobiernos regionales y municipales, sin tener en cuenta los recursos destinados al pago de intereses de la deuda pública.
El Gobierno se proponía inicialmente terminar el año con un ahorro en sus cuentas públicas de 117.800 millones de reales (unos 73.625 millones de dólares), meta que fue elevada a 127.800 millones de reales (unos 79.875 millones de dólares).
El esfuerzo anunciado hoy está prácticamente garantizado debido a que Brasil acumuló en los primeros siete meses del año un superávit fiscal primario de 91.979 millones de reales (unos 57.487 millones de dólares), el mayor para el período en el país.
“Estamos preparados para superar esa situación internacional por la solidez de la economía, pero no somos inmunes a los efectos de la crisis. La economía mundial en los próximos dos años va a crecer menos y a demandar menos, y eso afectará a Brasil”, afirmó Mantega. Según el ministro, “Brasil tiene que impedir que ese deterioro afecte los avances conquistados por la economía brasileña” y agregó: “Tenemos que estar preparados para la recesión mundial que se avecina”.
El presidente de Fuerza Sindical, el diputado Paulo Pereira da Silva, presente en la reunión, ya ha confirmado que las medidas de la presidenta “no cuentan con la bendición de los sindicatos”.
Mantega aclaró que el ahorro extra afectará exclusivamente los gastos corrientes (mantenimiento del funcionamiento del Estado) y no la inversión. Destacó que el ajuste brasileño busca fortalecer las finanzas públicas y es diferente de los anunciados por varios países europeos con graves problemas de deuda, que incluyen recortes en la inversión y en los gastos sociales.
El ministro agregó que, si la situación económica internacional se agrava, el Banco Central podrá adoptar medidas monetarias más expansionistas para evitar que Brasil se contagie. “Ojalá que eso no ocurra. Ojalá que los países desarrollados consigan superar su situación, pero lo veo difícil. Ellos no están resolviendo sus problemas. No están tomando medidas a la altura”, dijo. EFE
El Gobierno se proponía inicialmente terminar el año con un ahorro en sus cuentas públicas de 117.800 millones de reales (unos 73.625 millones de dólares), meta que fue elevada a 127.800 millones de reales (unos 79.875 millones de dólares).
El esfuerzo anunciado hoy está prácticamente garantizado debido a que Brasil acumuló en los primeros siete meses del año un superávit fiscal primario de 91.979 millones de reales (unos 57.487 millones de dólares), el mayor para el período en el país.
“Estamos preparados para superar esa situación internacional por la solidez de la economía, pero no somos inmunes a los efectos de la crisis. La economía mundial en los próximos dos años va a crecer menos y a demandar menos, y eso afectará a Brasil”, afirmó Mantega. Según el ministro, “Brasil tiene que impedir que ese deterioro afecte los avances conquistados por la economía brasileña” y agregó: “Tenemos que estar preparados para la recesión mundial que se avecina”.
El presidente de Fuerza Sindical, el diputado Paulo Pereira da Silva, presente en la reunión, ya ha confirmado que las medidas de la presidenta “no cuentan con la bendición de los sindicatos”.
Mantega aclaró que el ahorro extra afectará exclusivamente los gastos corrientes (mantenimiento del funcionamiento del Estado) y no la inversión. Destacó que el ajuste brasileño busca fortalecer las finanzas públicas y es diferente de los anunciados por varios países europeos con graves problemas de deuda, que incluyen recortes en la inversión y en los gastos sociales.
El ministro agregó que, si la situación económica internacional se agrava, el Banco Central podrá adoptar medidas monetarias más expansionistas para evitar que Brasil se contagie. “Ojalá que eso no ocurra. Ojalá que los países desarrollados consigan superar su situación, pero lo veo difícil. Ellos no están resolviendo sus problemas. No están tomando medidas a la altura”, dijo. EFE