Búnker del dictador libio en Trípoli es un laberinto gigantesco y está dotado de calles asfaltadas por las que recorren carritos de golf
El martes pasado fue tomado por la oposición libia el complejo presidencial de Muamar Gadafi en Bab al Aziziya, en el sur de Trípoli. Sin embargo, el líder libio, que ha estado en el poder desde hace 41 años, no se encontraba allí.
Los rebeldes empezaron a investigar por dónde habría podido huir el dictador. Supuestamente, se encontraba en el interior de su complejo junto a varios miembros de su familia.
Y, tras varias horas, se descubrió lo que ya era un secreto a voces: bajo este lujoso complejo, existe otro, un búnker, una ciudad escondida, que en estos seis meses de revueltas populares, sin duda fue el refugio del líder y su familia, y, lógicamente, no se descarta que por este haya logrado también huir.
Aunque no es el único búnker de Gadafi, puesto que tiene ciudades subterráneas con todas las comodidades en otras ciudades libias, este puede considerarse estratégico porque se encuentra en la capital del país y porque, por lo hallado en él hasta el momento, parecía indicar que era el centro de operaciones de los gadafistas.
Tiene varias entradas desde la superficie; por cualquier lado hay acceso hasta este gran laberinto, cuya extensión no se ha podido determinar aún, pues los opositores lo están recorriendo todavía; eso sí, con mucho ciudado, pues por los kilómetros y kilómetros de pasillos oscuros es muy probable que las fuerzas leales a Gadafi tengan preparada alguna trampa para ellos.
Sin embargo, varios rebeldes lo han recorrido indistintamente por partes y sin seguir un orden, y ha quedado la evidencia de saqueos, según indica una publicación del diario español El Mundo.
Por ejemplo, en una habitación se pueden ver camas sin cobijas y los colchones despedazados. Parte de los corredores e incluso algunas salas están repletos de ropa, escombros, comida, papeles y hasta cartas de los hijos de Gadafi.
El techo es bajo y entre los pasillos hay habitaciones que tienen salidas hacia otros corredores o hacia otros cuartos.
El suministro de electricidad está suspendido pero, según dijeron los rebeldes a algunos periodistas de cadenas internacionales, las habitaciones han sido aclimatadas y se puede ver en la parte superior de las paredes o incluso en el techo, aparatos de aire acondicionado.
En una primera habitación, había decenas de computadoras sobre mesas; en una segunda sala, se hallaron estanterías repletas de discos duros, y en otra tercera, decenas de servidores informáticos.
Según un portavoz de los rebeldes, es probable que haya información interesante sobre Gadafi y su Régimen en todos esos aparatos. Pero eso será analizado más adelante, pues las prioridades de la rebelión son al momento otras: capturar a Gadafi vivo o muerto, evitar que se incumplan los compromisos petroleros adquiridos con otros países como el Brasil, conseguir financiamiento inmediato para sus operaciones y para la reconstrucción del país y tratar de mantener la estabilidad en el país con un Gobierno de transición reconocido internacionalmente.
Hasta el momento, el Consejo Nacional de Transición libio (CNT), órgano que agrupa a los opositores, cuenta con el reconocimiento como Gobierno de Libia por unos 40 países.
El martes pasado fue tomado por la oposición libia el complejo presidencial de Muamar Gadafi en Bab al Aziziya, en el sur de Trípoli. Sin embargo, el líder libio, que ha estado en el poder desde hace 41 años, no se encontraba allí.
Los rebeldes empezaron a investigar por dónde habría podido huir el dictador. Supuestamente, se encontraba en el interior de su complejo junto a varios miembros de su familia.
Y, tras varias horas, se descubrió lo que ya era un secreto a voces: bajo este lujoso complejo, existe otro, un búnker, una ciudad escondida, que en estos seis meses de revueltas populares, sin duda fue el refugio del líder y su familia, y, lógicamente, no se descarta que por este haya logrado también huir.
Aunque no es el único búnker de Gadafi, puesto que tiene ciudades subterráneas con todas las comodidades en otras ciudades libias, este puede considerarse estratégico porque se encuentra en la capital del país y porque, por lo hallado en él hasta el momento, parecía indicar que era el centro de operaciones de los gadafistas.
Tiene varias entradas desde la superficie; por cualquier lado hay acceso hasta este gran laberinto, cuya extensión no se ha podido determinar aún, pues los opositores lo están recorriendo todavía; eso sí, con mucho ciudado, pues por los kilómetros y kilómetros de pasillos oscuros es muy probable que las fuerzas leales a Gadafi tengan preparada alguna trampa para ellos.
Sin embargo, varios rebeldes lo han recorrido indistintamente por partes y sin seguir un orden, y ha quedado la evidencia de saqueos, según indica una publicación del diario español El Mundo.
Por ejemplo, en una habitación se pueden ver camas sin cobijas y los colchones despedazados. Parte de los corredores e incluso algunas salas están repletos de ropa, escombros, comida, papeles y hasta cartas de los hijos de Gadafi.
El techo es bajo y entre los pasillos hay habitaciones que tienen salidas hacia otros corredores o hacia otros cuartos.
El suministro de electricidad está suspendido pero, según dijeron los rebeldes a algunos periodistas de cadenas internacionales, las habitaciones han sido aclimatadas y se puede ver en la parte superior de las paredes o incluso en el techo, aparatos de aire acondicionado.
En una primera habitación, había decenas de computadoras sobre mesas; en una segunda sala, se hallaron estanterías repletas de discos duros, y en otra tercera, decenas de servidores informáticos.
Según un portavoz de los rebeldes, es probable que haya información interesante sobre Gadafi y su Régimen en todos esos aparatos. Pero eso será analizado más adelante, pues las prioridades de la rebelión son al momento otras: capturar a Gadafi vivo o muerto, evitar que se incumplan los compromisos petroleros adquiridos con otros países como el Brasil, conseguir financiamiento inmediato para sus operaciones y para la reconstrucción del país y tratar de mantener la estabilidad en el país con un Gobierno de transición reconocido internacionalmente.
Hasta el momento, el Consejo Nacional de Transición libio (CNT), órgano que agrupa a los opositores, cuenta con el reconocimiento como Gobierno de Libia por unos 40 países.