Un escenario complicado se le presenta al Ministerio de Finanzas para la elaboración de la Pro forma presupuestaria del 2012.
Nuevamente, ayer, tal como ocurrió el pasado jueves 11, los mercados financieros mundiales se desplomaron, arrastrando a los precios del petróleo a la baja. Y con ello, nuevamente, surgen las dudas sobre qué valor se debería proyectar para el próximo año. Finanzas confirmó el pasado miércoles que lo haría en USD 93,1 y no en USD 83,9, como era el plan más cauto, luego de que el mundo viviera el anterior ‘shock’.
Pero ayer, los temores de una recesión en la Zona Euro, luego de la poco inspiradora cumbre franco-alemana, hicieron crujir las bolsas globales, los bonos y a casi todos los demás mercados.
Los índices accionarios estadounidenses y europeos se derrumbaron hasta en un 6%, mientras que los activos de refugio como los Bonos del Tesoro de Estados Unidos y el oro subieron.
La caída general contagió también al mercado petrolero, cuyos valores cerraron con fuertes pérdidas. Así, el barril de West Texas Intermediate (designación del ‘light sweet crude’, referencial para el crudo ecuatoriano) cerró en USD 82,38, en baja de USD 5,20 (5,9%) respecto al miércoles.
Ya de por sí, ese valor representó una campanada de alerta para las autoridades económicas ecuatorianas, ya que ni la estimación más cauta (USD 83,9) sería un buen negocio para las arcas fiscales. De hecho, según cifras oficiales, por cada dólar de caída por debajo de la proyección le significaría al país recibir USD 60 millones menos de ingresos.
Por ello, para el ex secretario de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), René Ortiz, “es una locura y una lotería proyectar para el próximo año un precio de USD 93,1 del barril de crudo. Ni siquiera aguantaría el precio que se pronosticó para este año (USD 73,7). Estimo que el precio llegaría a estabilizarse entre USD 70 y USD 80, por lo que el Gobierno debería estimar un barril para la Pro forma del próximo año de no más de USD 65”.
Nuevamente, ayer, tal como ocurrió el pasado jueves 11, los mercados financieros mundiales se desplomaron, arrastrando a los precios del petróleo a la baja. Y con ello, nuevamente, surgen las dudas sobre qué valor se debería proyectar para el próximo año. Finanzas confirmó el pasado miércoles que lo haría en USD 93,1 y no en USD 83,9, como era el plan más cauto, luego de que el mundo viviera el anterior ‘shock’.
Pero ayer, los temores de una recesión en la Zona Euro, luego de la poco inspiradora cumbre franco-alemana, hicieron crujir las bolsas globales, los bonos y a casi todos los demás mercados.
Los índices accionarios estadounidenses y europeos se derrumbaron hasta en un 6%, mientras que los activos de refugio como los Bonos del Tesoro de Estados Unidos y el oro subieron.
La caída general contagió también al mercado petrolero, cuyos valores cerraron con fuertes pérdidas. Así, el barril de West Texas Intermediate (designación del ‘light sweet crude’, referencial para el crudo ecuatoriano) cerró en USD 82,38, en baja de USD 5,20 (5,9%) respecto al miércoles.
Ya de por sí, ese valor representó una campanada de alerta para las autoridades económicas ecuatorianas, ya que ni la estimación más cauta (USD 83,9) sería un buen negocio para las arcas fiscales. De hecho, según cifras oficiales, por cada dólar de caída por debajo de la proyección le significaría al país recibir USD 60 millones menos de ingresos.
Por ello, para el ex secretario de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), René Ortiz, “es una locura y una lotería proyectar para el próximo año un precio de USD 93,1 del barril de crudo. Ni siquiera aguantaría el precio que se pronosticó para este año (USD 73,7). Estimo que el precio llegaría a estabilizarse entre USD 70 y USD 80, por lo que el Gobierno debería estimar un barril para la Pro forma del próximo año de no más de USD 65”.