El presidente Barack Obama promulgó ayer un plan de austeridad presupuestaria y aumento del techo de la deuda de EE.UU., aprobado momentos antes por el Senado, desactivando definitivamente el riesgo de "default" en la primera economía mundial.
Pero Obama advirtió que este era tan solo "el primer paso" hacia la recuperación del país, al hacer un llamado al Congreso a enfocarse en el impulso de la alicaída economía estadounidense y a la creación de puestos de trabajo, en medio de un desempleo de 9,2%.
El convenio, que tras una agria batalla política fue aprobado ayer por el Senado y el lunes por la Cámara de Representantes, eleva el techo de la deuda, fijado actualmente en $ 14,3 billones, en más de 2 billones, y prevé recorte de gastos de al menos 2,1 billones.
Obama suscribió la ley pocas horas antes de la medianoche, cuando EE.UU. habría sobrepasado el límite legal de su deuda y se habría quedado sin dinero para cumplir sus pagos.
Pese al acuerdo, los mercados financieros siguieron reflejando la incertidumbre ante el futuro económico de Estados Unidos. En Nueva York, Wall Street cerró en fuerte baja: el Dow Jones perdió 2,19% y el Nasdaq 2,75%.
Las bolsas europeas cerraron todas en rojo. Igual tendencia observaron las bolsas asiáticas.
Analistas advirtieron que este plan podría no ser suficiente para evitar que sea degradada la clásica nota AAA de la deuda de EE.UU., la más alta calificación. La agencia Fitch Ratings consideró ayer que el acuerdo presupuestario es conforme al mantenimiento de la calificación AAA, pero pidió a Washington un "plan creíble para reducir el déficit".
El FMI saludó el pacto pero advirtió que ahora "el desafío" de EE.UU. es "concebir un marco de equilibrio del presupuesto que integre objetivos claros sobre la deuda y el déficit a mediano plazo".
Los republicanos han dicho que recortar los gastos creará empleo, pero economistas en Wall Street han advertido que las medidas de austeridad serán una carga más para la ya alicaída economía de EE.UU.
Varios congresistas del ala más conservadora republicana, el Tea Party, mantuvieron un alto perfil durante las negociaciones, se resistieron a un acuerdo sin drásticos recortes presupuestarios y en definitiva se opusieron al proyecto de ley. En el otro extremo, los demócratas liberales se mostraban molestos porque el plan no incluye aumentos de impuestos para los más ricos.
Washington, AFP
Pero Obama advirtió que este era tan solo "el primer paso" hacia la recuperación del país, al hacer un llamado al Congreso a enfocarse en el impulso de la alicaída economía estadounidense y a la creación de puestos de trabajo, en medio de un desempleo de 9,2%.
El convenio, que tras una agria batalla política fue aprobado ayer por el Senado y el lunes por la Cámara de Representantes, eleva el techo de la deuda, fijado actualmente en $ 14,3 billones, en más de 2 billones, y prevé recorte de gastos de al menos 2,1 billones.
Obama suscribió la ley pocas horas antes de la medianoche, cuando EE.UU. habría sobrepasado el límite legal de su deuda y se habría quedado sin dinero para cumplir sus pagos.
Pese al acuerdo, los mercados financieros siguieron reflejando la incertidumbre ante el futuro económico de Estados Unidos. En Nueva York, Wall Street cerró en fuerte baja: el Dow Jones perdió 2,19% y el Nasdaq 2,75%.
Las bolsas europeas cerraron todas en rojo. Igual tendencia observaron las bolsas asiáticas.
Analistas advirtieron que este plan podría no ser suficiente para evitar que sea degradada la clásica nota AAA de la deuda de EE.UU., la más alta calificación. La agencia Fitch Ratings consideró ayer que el acuerdo presupuestario es conforme al mantenimiento de la calificación AAA, pero pidió a Washington un "plan creíble para reducir el déficit".
El FMI saludó el pacto pero advirtió que ahora "el desafío" de EE.UU. es "concebir un marco de equilibrio del presupuesto que integre objetivos claros sobre la deuda y el déficit a mediano plazo".
Los republicanos han dicho que recortar los gastos creará empleo, pero economistas en Wall Street han advertido que las medidas de austeridad serán una carga más para la ya alicaída economía de EE.UU.
Varios congresistas del ala más conservadora republicana, el Tea Party, mantuvieron un alto perfil durante las negociaciones, se resistieron a un acuerdo sin drásticos recortes presupuestarios y en definitiva se opusieron al proyecto de ley. En el otro extremo, los demócratas liberales se mostraban molestos porque el plan no incluye aumentos de impuestos para los más ricos.
Washington, AFP