En el interior del Parque Nacional Yasuní, en la provincia de Orellana, se encuentra el Bloque 16. El viaje desde Quito al área petrolera, la cual es operada por la española Repsol, toma seis horas y media con trayectos en avión, lancha por el río Napo, y bus hasta el campamento denominado SPF.
Un patio con una pileta central y palmeras, rodeado de cabañas rústicas, dan la impresión de un resort en medio de la Amazonía.
En esas instalaciones residen los técnicos y empleados petroleros que extraen 45 000 barriles de crudo Napo diariamente. A pocos metros del lugar, sumido en la espesura de los bosques nativos se encuentra una de las dos plantas de tratamiento de petróleo que existen en el Bloque 16.
Hasta antes de la renegociación de los contratos entre las petroleras y el Estado ecuatoriano, en noviembre del 2010, el Bloque 16 tenía una extensión de 220 000 hectáreas. Sin embargo, con el Estado se acordó una reducción del 40% en el lado occidental debido a que la compañía no estaba realizando ninguna actividad para encontrar más reservas de crudo.
Pese al recorte del bloque, no se han presentado cambios significativos en la dinámica de trabajo. Tampoco se redujo el número de empleados, pero tampoco se piensa incrementarlo, dice Luis Román, gerente de Relaciones con Socios y Gobierno de Repsol.
Luego de 15 años de explotación en el área, dice, se ha vuelto muy complicado implementar mecanismos para aumentar la producción. La perforación de 13 pozos, programada para este año, servirá para mantener el actual volumen de petróleo.
Por eso Repsol busca ampliar sus operaciones en el país y se alista para participar en las próximas licitaciones de áreas petroleras.
En los campos de Repsol laboran 680 empleados de los cuales seis son mujeres (ellas trabajan en las áreas administrativa, química y de responsabilidad social).
Durante 14 días seguidos, los trabajadores laboran en el campamento central, donde cuentan con aire acondicionado, televisión satelital, comedor y canchas de vóley y fútbol.
“Los siguientes 14 días del mes salimos. El trabajo exige una precisión milimétrica, ya que cualquier error puede generar inconvenientes en los procesos”, cuenta Polibio Alulema, coordinador de producción del Bloque 16.
El trabajo de los operadores de la planta es minucioso. Fulton Romero monitorea desde las primeras horas del día los pozos. La información sobre producción, presión, flujos, etc., se despliega en la pantalla de su computador.
Un patio con una pileta central y palmeras, rodeado de cabañas rústicas, dan la impresión de un resort en medio de la Amazonía.
En esas instalaciones residen los técnicos y empleados petroleros que extraen 45 000 barriles de crudo Napo diariamente. A pocos metros del lugar, sumido en la espesura de los bosques nativos se encuentra una de las dos plantas de tratamiento de petróleo que existen en el Bloque 16.
Hasta antes de la renegociación de los contratos entre las petroleras y el Estado ecuatoriano, en noviembre del 2010, el Bloque 16 tenía una extensión de 220 000 hectáreas. Sin embargo, con el Estado se acordó una reducción del 40% en el lado occidental debido a que la compañía no estaba realizando ninguna actividad para encontrar más reservas de crudo.
Pese al recorte del bloque, no se han presentado cambios significativos en la dinámica de trabajo. Tampoco se redujo el número de empleados, pero tampoco se piensa incrementarlo, dice Luis Román, gerente de Relaciones con Socios y Gobierno de Repsol.
Luego de 15 años de explotación en el área, dice, se ha vuelto muy complicado implementar mecanismos para aumentar la producción. La perforación de 13 pozos, programada para este año, servirá para mantener el actual volumen de petróleo.
Por eso Repsol busca ampliar sus operaciones en el país y se alista para participar en las próximas licitaciones de áreas petroleras.
En los campos de Repsol laboran 680 empleados de los cuales seis son mujeres (ellas trabajan en las áreas administrativa, química y de responsabilidad social).
Durante 14 días seguidos, los trabajadores laboran en el campamento central, donde cuentan con aire acondicionado, televisión satelital, comedor y canchas de vóley y fútbol.
“Los siguientes 14 días del mes salimos. El trabajo exige una precisión milimétrica, ya que cualquier error puede generar inconvenientes en los procesos”, cuenta Polibio Alulema, coordinador de producción del Bloque 16.
El trabajo de los operadores de la planta es minucioso. Fulton Romero monitorea desde las primeras horas del día los pozos. La información sobre producción, presión, flujos, etc., se despliega en la pantalla de su computador.