Una empresa podrá utilizar el crédito tributario para pagar exclusivamente el Impuesto a la Renta (IR), mientras que el certificado inmaterial (especie de estado de cuenta) será para solventar cualquier obligación tributaria con el Estado.
El Servicio de Rentas Internas se encargará de administrar el abono tributario.
Para acceder a ese programa los exportadores deben cumplir con 4 indicadores: condiciones de competitividad, diversificación de mercados, diversificación de productos, situación de las empresas en cuanto a rentabilidad, liquidez y tamaño, que se aplicará en dos etapas de seis meses cada una.
“Las empresas que cumplen esos porcentajes (hasta 25%) van sumando y a la final obtienen el monto de compensación”, dijo el viceministro de la Producción, Mauricio Peña.
La semana anterior se señaló que para cada sector ese tope podía estar entre el 50% y el 60% como máximo, el resto lo tendrá que asumir el sector productivo.
Peña indicó que esas eran ideas iniciales. “Se hablaba posiblemente de esos porcentajes, pero finalmente lo que se aprobó y lo que vamos a implementar es este mecanismo con los cuatro indicadores”.
La medida anunciada por el Gobierno, sin embargo, aún genera dudas. “Todavía no estamos claros” en la aplicación, dijo Pedro José Guarderas, de la compañía de brócoli Ecofroz.
Sostuvo que el crédito tributario de alguna manera sí les podría ayudar, pero el valor de lo que se va a pagar en EE.UU. por arancel es superior.
La contraparte empresarial se aplicará en la segunda etapa del mecanismo, en la que se evaluará si es que el exportador ha invertido en diversificación de mercados y productos.
Para el Gobierno, este apoyo no infringe normas de la Organización Mundial del Comercio. “Es un mecanismo atado a la mejora de competitividad de las empresas porque está previsto que en seis meses van a ser incentivadas por los esfuerzos de inversión que realicen para mejorar su diversificación de productos y mercados”.