La deserción universitaria es un problema que aqueja, principalmente, a universidades públicas, cuyas autoridades esperan que disminuya con el nuevo sistema de admisiones. Este fue planteado, a escala nacional, por la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). En la Facso, en promedio, el 50% de los alumnos culmina la carrera. Y de esos 610, solo 120 ingresarán a esta Facultad para primer año y propedéutico. En la Facultad de Medicina, en promedio, desertan, entre 20% y 30% de alumnos, sobre todo en los primeros años de carrera. Michael Mora, de 19 años, por ejemplo, abandonó la carrera médica porque no se sintió a gusto. Él siguió por pedido de sus padres, pero en primer semestre reconoció que no era lo suyo. Clímaco Egas, vicerrector Académico de la UCE, y Luis Molina, docente de la Facso, reconocen que en las instituciones públicas hay más deserciones por el factor económico, la indecisión y el bajo nivel de educación. “Mis padres querían que fuera médico, pero siempre me gustó la actuación. Además, los doctores desmotivan a los estudiantes con sus exageradas exigencias”, explicó Mora, mientras busca en dónde estudiar actuación y producción de televisión. Inés Gavilanes, de 21 años, una de las bachilleres que rindió las pruebas en la Facso, aseguró que culminará la carrera porque sueña con ser presentadora de noticias o reportera de TV. Pero reconoce que se requiere esfuerzo, pues conoce el caso de amigos que abandonaron la universidad porque no pudieron superar la tercera y última matrícula que permite la UCE. Según Egas, en las universidades públicas ingresan alumnos de estrato económico medio y bajo de colegios fiscales, de donde salen con vacíos académicos. Para Mariana Pallasco, presidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE), el problema real no pasa por los niveles educativos sino por las condiciones socioeconómicas adversas y el alejamiento del hogar.(ElComercio)