Cinco representantes de la comunidad económica regional Mercosur explicaron las experiencias de los cuatro países miembros y los impactos económicos al ser parte de este bloque.
“No hay camino unilateral al desarrollo”, dijo el vicecanciller uruguayo Roberto Conde, quien recordó que la producción de bienes industriales que se comercian en Mercosur constituyen la principal fuente de empleo.
Uruguay terminó el 2011 con una tasa de desempleo de 5,8%, citó el diplomático, que enfatizó en la necesidad de pensar en Mercosur “no solo como un acuerdo comercial, sino como un espacio común para el desarrollo”.
Por su parte, el brasileño Joao Parkinson, asesor de alto representante general del Mercosur, opinó que el Ecuador puede mostrar interés en agregarse a este grupo, pues “el momento actual es distinto a aquel en el que se formó el Mercosur (hace 20 años)”. Añadió que, como muestra, “las inversiones brasileñas en Suramérica pasaron de 7,6% a 14,8%, y sus destinos son principalmente Argentina, Chile y Colombia”.
El brasileño recordó que el 80% de esas inversiones corresponden a sectores no tradicionales “que son las que crean más empleos y traen más divisas. Eso beneficia sin duda a Ecuador”, dijo.
“Solo con el anuncio de Venezuela de su interés en ingresar a Mercosur, en el 2006, el comercio de ese país con el bloque aumentó de USD 5,9 a USD 7,4 mil millones”, recalcó.
Paraguay destina el 50% de su producción al mercado del Mercosur, explicó Emilio Giménez, ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, quien mencionó además que el 80% de esa producción obtiene más valor agregado en este mercado común.
Bruno Bath, director del Departamento de Mercosur de Brasil, agregó que los retos de este bloque ahora giran en torno a dar contenido social y “ciudadano” a este acuerdo comercial, pues “en integración uno no puede no ser ambicioso”.
“Se debe ir hacia la circulación libre de personas en los países, al desarrollo en las fronteras, unificar las cédulas, facilitar los trámites consulares, facilitar la seguridad social para quienes trabajan en otro país, homologar el tema de los estudios superiores, los títulos académicos, las patentes para los vehículos, la defensa del consumidor, cosas muy concretas que hacen la diferencia. En los hechos, la integración es irreversible”, pronosticó.
La charla se realizó este 19 de enero en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en Quito.
“No hay camino unilateral al desarrollo”, dijo el vicecanciller uruguayo Roberto Conde, quien recordó que la producción de bienes industriales que se comercian en Mercosur constituyen la principal fuente de empleo.
Uruguay terminó el 2011 con una tasa de desempleo de 5,8%, citó el diplomático, que enfatizó en la necesidad de pensar en Mercosur “no solo como un acuerdo comercial, sino como un espacio común para el desarrollo”.
Por su parte, el brasileño Joao Parkinson, asesor de alto representante general del Mercosur, opinó que el Ecuador puede mostrar interés en agregarse a este grupo, pues “el momento actual es distinto a aquel en el que se formó el Mercosur (hace 20 años)”. Añadió que, como muestra, “las inversiones brasileñas en Suramérica pasaron de 7,6% a 14,8%, y sus destinos son principalmente Argentina, Chile y Colombia”.
El brasileño recordó que el 80% de esas inversiones corresponden a sectores no tradicionales “que son las que crean más empleos y traen más divisas. Eso beneficia sin duda a Ecuador”, dijo.
“Solo con el anuncio de Venezuela de su interés en ingresar a Mercosur, en el 2006, el comercio de ese país con el bloque aumentó de USD 5,9 a USD 7,4 mil millones”, recalcó.
Paraguay destina el 50% de su producción al mercado del Mercosur, explicó Emilio Giménez, ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, quien mencionó además que el 80% de esa producción obtiene más valor agregado en este mercado común.
Bruno Bath, director del Departamento de Mercosur de Brasil, agregó que los retos de este bloque ahora giran en torno a dar contenido social y “ciudadano” a este acuerdo comercial, pues “en integración uno no puede no ser ambicioso”.
“Se debe ir hacia la circulación libre de personas en los países, al desarrollo en las fronteras, unificar las cédulas, facilitar los trámites consulares, facilitar la seguridad social para quienes trabajan en otro país, homologar el tema de los estudios superiores, los títulos académicos, las patentes para los vehículos, la defensa del consumidor, cosas muy concretas que hacen la diferencia. En los hechos, la integración es irreversible”, pronosticó.
La charla se realizó este 19 de enero en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en Quito.