viernes, 3 de abril de 2009

Vientos huracanados en Gral. Farfán


Una tormenta eléctrica con vientos huracanados dejó sin techo a las casas de 70 familias de la parroquia General Farfán, en el norte de Lago Agrio, frontera con el Putumayo colombiano.

Todo sucedió en la tarde y noche del pasado miércoles, cuando las lluvias, truenos, relámpagos y vientos alarmaron a las 2 500 familias de la zona.

Las secuelas del clima
El Inamhi reportó que a los vientos huracanados que se registraron en General Farfán se sumaron las fuertes lluvias en Puerto Francisco de Orellana, Tena y Puyo.
En Pastaza y Tena se registraron lluvias superiores a los 21,3 milímetros, lo cual puso en alerta a las estaciones de control y organismos de socorro.
Una brigada médica del Ministerio de Salud Pública arribó a General Farfán para atender a los escolares y a los niños de las viviendas afectadas.
Hasta el mediodía de ayer, los afectados no recogieron los techos hasta que sean supervisados por el COE.El fin es que las autoridades repongan los daños.

Jimmy Díaz, un campesino del barrio 9 de Octubre, contó que el fenómeno se inició a las 16:00, con la presencia de una densa nube que oscureció la parroquia.

Una hora más tarde, las lluvias llegaron con truenos y relámpagos que asustaron a la población. “Enseguida sentimos que los vientos huracanados levantaron los techos de las viviendas y derribaron los árboles”, contó.

En la mañana de ayer, con el cinc en el piso y con los enseres empapados de agua, recordó que los vientos se extendieron por cerca de una hora.

“Fue terrible, parecía que el mundo se acababa. La gente corría desesperada en busca de protección. Más de 300 personas nos reunimos en la cancha central, que es cubierta”, comentó.

Licenia Reyes dijo que los vientos destruyeron el techo de su vivienda y la lluvia mojó todos los útiles escolares de sus hijos.

“Los niños se quedaron asustados y toda la noche pasaron temblando de miedo. Necesitamos que alguien nos ayude”, añadió. En la escuela Rafael Rodríguez Palacios, un 30% de los escolares faltó a clases ayer.

William Bustamante, director del plantel, confirmó la inasistencia y reportó que el bloque administrativo y el centro de cómputo amanecieron inundados y con problemas técnicos.

“Con las fuertes lluvias se anegó el centro de cómputo y se dañaron los materiales escolares hechos con papel”, explicó.

En los alrededores del centro educativo, las secuelas de la tormenta eléctrica fueron evidentes. Una gran cantidad de árboles fueron arrasados y cayeron de raíz sobre cultivos, pastizales y algunas viviendas.

Carlos Córdova fue uno de los vecinos que soportó la caída de un árbol en su casa. Ayer, con lágrimas en los ojos, lamentó el incidente y reclamó asistencia ante el desastre.

“Estaba descansando cuando comenzaron los vientos que tumbaron un árbol que destruyó el techo de mi casa. Las paredes se cuartearon y todas las vigas se vinieron abajo”, comentó Córdova.

Según un reporte del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), las tormentas eléctricas se originaron en el suroriente colombiano y terminaron con fuertes precipitaciones en la provincia de Pastaza.

“Durante el proceso se produjeron vientos rafagosos, que ganaron fuerza con la humedad y con el calentamiento solar que se registró en General Farfán”, contó el técnico Carlos Naranjo.

Las evaluaciones preliminares del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) de la parroquia, reportaron la presencia de 70 familias afectadas en el sector urbano y varios daños en la zona rural de la jurisdicción.

“En la mayoría de fincas, los cultivos se destruyeron por el viento y por la caída de los árboles”, comentó Jorge Varela, vocal de la Junta Parroquial. Problemas similares se observaron en las carreteras secundarias y en el eje Nueva Loja-Puente sobre el río San Miguel.

En ese lugar, las cuadrillas del Ministerio de Transporte se afanaron con el retiro de los árboles y de las ramas que cayeron durante la tormenta eléctrica.

La mañana de ayer, las autoridades locales activaron el COE parroquial y de inmediato iniciaron una evaluación pormenorizada de los daños materiales.

“Llegamos con un equipo de ayuda rápida y confirmamos que los vientos no dejaron heridos ni pérdidas de vidas humanas. Hasta hoy, avanzaremos con la valoración de los daños y la cuantificación de la gente afectada”, dijo Ofelia Gutiérrez, funcionaria de la Dirección de Salud.

El Inamhi estimó que los vientos fluyeron entre unos 80 y 100 kilómetros por hora. Una situación parecida se vivió hace dos años en los recintos Santa Marianita y Nuevo Mundo, ubicados en la misma parroquia, en donde se registraron vientos de la misma magnitud.

“El fenómeno se puede repetir en cualquier momento. Esa zona es propensa para este tipo de alteraciones”, afirmó Carlos Naranjo, técnico del Inamhi. (Fuente el Comercio)